Prólogo
En las profundidades de un bosque sombrío, una voz de angustia resonaba, sin llegar a nadie.
—No puedo dejar que termine aquí… Tengo que detenerlo… Sin importar qué…
La voz pertenecía al alma de una joven que una vez vivió una vida pacífica. Sus restos mortales hacía mucho que se habían convertido en huesos, y los cuerpos de sus guardias ya se habían descompuesto. Sus almas, llenas de arrepentimiento, habían regresado al ciclo de la reencarnación. Pero solo el alma de la chica permanecía, incapaz de seguir adelante. No hasta que destruyera a su detestable enemigo y reclamara su amado país. Su poderosa voluntad ató su alma a esta tierra.
Pero día tras día, no aparecía nadie que pudiera cumplir su ardiente deseo de venganza. Su resentimiento, odio y arrepentimiento solo crecían. No puedo terminar con esto. Los detendré. La chica había llegado a un punto en el que usaría cualquier medio necesario… Estaba dispuesta incluso a convertirse en una bruja cruel.
—¡…Esto es…! ¡Esto es sin duda digno de esa persona…!
Un día, un rayo de esperanza finalmente atravesó la penumbra. Pero era una luz maligna. Aunque había perdido sus ojos y no podía ver al hablante, su alma podía sentirlo── una luz tan perversa que la helaba hasta el alma. Si seguía esta luz maligna, sabía que sería fácil derrotar a su odiado enemigo y terminar con su sufrimiento. Pero también sabía lo que probablemente le esperaba más allá de eso… la destrucción.
—Si puedo derrotarlos… Si puedo detenerlos…
No importa, pensó la chica. Si su enemigo pretendía usarla a ella, ella los usaría a ellos para cumplir su venganza. Estaba lista para ser guiada por la luz maligna, incluso si eso significaba su fin como la Bruja de la Ruina.
—No puedo revivir a este yo mismo… Debo informar a esa persona.
Pero la luz maligna se marchó. La chica comprendió que este era el tiempo que se le había concedido── tiempo para solidificar su determinación. Tiempo para despedirse de la persona que una vez fue y para traicionar a todos aquellos que la amaron. Su vida había sido corta, pero no había estado vacía. Los recuerdos surgían y se desvanecían, surgían y se desvanecían…
—Una vez que lo termine todo, supongo que yo también desapareceré de este mundo…
Su vida apenas había sido feliz. La envidiaban por sus talentos, la temían por ser diferente y herética. Casi no había tenido un lugar al que llamar suyo. Aun así, hubo algunas personas que la comprendieron y la amaron. —No naciste para ser infeliz. Naciste para ser feliz. Seguro que llegará el día en que uses este talento para alcanzar tu propia felicidad. — Las palabras de cierta mujer, que la había amado como si fuera su propia hija, regresaron de repente a ella. Si seguía la luz maligna, esas palabras se convertirían en una mentira, y la chica estaría traicionando a esa mujer.
—Si… solo si… apareciera alguien que me comprendiera… alguien que caminara este camino conmigo…
Una grieta recorrió su ya casi formada determinación. Quizás… quizás existiera un camino diferente, uno que no traicionaría las palabras de la mujer que más amaba. Una vana esperanza por alguien que nunca había aparecido comenzó a hincharse, haciendo que su determinación vacilara dolorosamente.
—No lo harán… Tengo que detener esta esperanza vana…
La chica aún no lo sabía. No sabía que esa misma noche, aparecería una luz aún más maligna. Y no tenía forma de saber lo que le esperaba al final del camino al que la guiaría.
Esta noche era luna llena── la noche de la Luna Carmesí. Una noche en la que las criaturas de la oscuridad se retuercen inquietas. La luz de la luna llena carmesí guiaría a la chica hacia un nuevo destino.